viernes, 10 de diciembre de 2010

Te Amaría.

Te Amaría.

Amo profundamente a una mujer que no conozco, que se ha llevado los peores años de mi juventud, que ha disfrutado –riéndose en silencio- de todos y cada uno de los fracasos que se han presentado en mi vida, por que se sabe tontamente libre como me gusta.

Amo profundamente como su pelo resbala de su hombro y el gesto aquel que hace con su mano derecha cuando me corretea el pelo por detrás de mi oreja. Y para ser sincero me gusta sobre todo cuando, en un minuto del día -cuando el sol aún está con sueño- me devora la carne entre mandíbula y clavícula. Para ser honesto, pierdo la cabeza cuando el viento pasa entre tus dientes hacia mi piel húmeda de sudor.

Amo entre serias dudas al respecto, el momento aquel que todavía es un sueño, en donde estás por error en un sitio y yo por locura o por costumbre en algún otro, en donde –siempre hipotéticamente- nos hablaríamos –sin saber quien fue el que decidió hacerlo primero, situación de la cuál siempre estará en la nebulosa para saber quien es el que realmente tiene el poder- y con hablar me refiero a besarnos y con besarnos me refiero a conocernos de tal manera, que de hablar ni hablar, o que simplemente nos miramos, sin saber de nadie más.

Amo esa terrible sensación de pudor perdido que nunca he sentido con alguien más que no fuese contigo. Amo la soledad por sobre todas las cosas, así como si fuera Dios, pero un Dios horriblemente vengativo. Por suerte, si no fuera tan optimista, pensaría que haz muerto en un accidente de tránsito o por algún lado esperando encontrarte con alguien que no era yo.

Amo tener celos de alguien que inventé, como cuando una vez en un poema hice que me engañaras y me alegré como un idiota al saber que te negaste a jugar con eso. Fui tan feliz esa vez que me dijiste te amo, o aquella cuando recorrimos el parque de mis sueños comiendo nubes sabor “que se yo”.

Amo ese tiempo en que te vas de mi mente por meses, donde me abandonas por que sabes que lo estoy haciendo mal, en donde sabes que te iré a buscar, como un perro desesperado por la leva de su hembra en celo. He soñado mil veces con aquel furioso embiste que selle las paginas de mis libros, con aquel tibio momento libre, con aquella caricia loca, con aquel suspiro feliz, que no me aleje más de ti.

Amaría retenerte entre mis brazos y que nunca más te me escaparas. Pero cuando te voy a dar un abrazo, recuerdo que eres ilusión, ¡OH piel fugaz tu! ¡OH mundo turbio aquel! En donde no estás tú. Pese a todo amo imaginar estas cosas, y si existieras de verdad, te amaría.
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Amo haber dejado de lado el amor del resto de las mujeres, por el único anhelo de sentir ese olor femenino único que me vuelva loco. Si lo encontrara, Dios mío si lo encontrara. Si usted ha llegado a esta parte del escrito y cree que quien lo escribió está loco, lo felicito, usted está cuerdo, para el resto, le doy un abrazo y espero que algún día encuentren a quien yo también busco. Amo como ahora hay quienes se alegran por saber que comparten ilusión.
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no se muy bien donde se acaba el poema...
no se muy bien si es un poema... jajaja... pero lo supongo...
sin embargo...

bye bye...

by fénix...

1 comentario:

D!ana dijo...

Que bello post cada palabra cada sentimiento plasmado es la perfecta agonía de esperar a ese alguien que rompa con el retrato de la soledad que esta colocado en el buro de nuestro corazón...

Me fascino cada día me dejas sin palabras fenix!!

Saludos