miércoles, 30 de septiembre de 2009

Palabras del Fénix Dolorido.

Palabras del Fénix Dolorido.

En medio de una sala que parece enorme,
Me siento a escuchar canciones ecos de mi soledad,
Ecos de esa ausencia descarnada y silente,
Que es más aparatosa y dañina de lo que aparenta.

Y duele…
Por supuesto que duele,
Como si te clavaran un cuchillo que nunca existió
O como si te dispararan con un arma que no han inventado,
Sabes que te hace daño…
Pero no sabes como, ni donde,
Es parte del shock del momento
Y de la confusión de un mañana incierto.

Se que los fantasmas me miran con pena
Y cuando hablan en mi oído para recitarme algún poema,
Susurran lastimeros llantos, como rayas en mi cabeza.

¿Por qué no aman mi locura?
¿Por qué el mundo debe gritarme para poder reaccionar?
¿Cómo le hago para olvidar mis fantasmas?
¿Cómo olvido tu nombre sabor de miel?
¿Cómo recupero lo que nunca he podido tener?

Son tantas preguntas…
Me abruman tanto y no se por que.
No soy de los que se siente bien rodeado,
Por que sus millones de brazos me desgarran la piel
Y sus millones de ojos siempre observantes
Me atoran los movimientos. Pero…
Pero tampoco es para estar solo.

¡Hay! Me duele…
Me duelen las manos de caricias al viento,
De abrazos imaginarios, de calores dormidos,
La mente por tu culpa mujer de plomo,
Que aplastas cualquier otro pensamiento.

Me siento con frío,
Como caminando en los Himalayas,
Sin guía, sin rumbo, sin destino aparente,
Buscando gente sin querer encontrarla,
Como un ciego apropósito, o un demente por casualidad.

Un hombre con sonrisa siniestra me mira al otro lado del espejo,
Como burlándose de mi realidad,
Al menos ya no me siento tan solo
Y la verdad a el nunca lo he tomado en cuenta.
Soy nada más que una esquizofrénica ave,
Con ganas de volar en el subsuelo,
Empeñada siempre en aterrizar en el aire,
Con las alas deformes para volar con el resto,
Por eso es que me quemo de vez en cuando
Y soy la estrella fugaz que cruza de noche,
Me vez pero no me reconoces,
Me oyes, me tocas pero sabes que no soy yo,
Por que hay fuego en mis ojos,
Por que hay fuego en mi lengua,
Por que hay fuego en mi cuerpo,
Por que te quemo a cada instante que aparezco.

Pero el fuego siempre se apaga. Siempre.

Voy herido y dolorido en una carrera infinita,
Voy exhausto en la búsqueda más importante,
Y pese a que me duele a veces la carne,
Voy buscando a quien pueda encender en mí,
Aquél fuego eterno del que tanto me han hablado.

Busco a quien pocos han encontrado,
Busco a quien no tiene rostro igual,
Busco una sombra lejana en un puerto sin igual,
Busco una musa infinita de fronteras expeditas,
Busco a quien encaje en los límites de mi soledad,
Busco a quien llore y me duela aún más que mi llanto,
Busco a quien llena la sala y cambie la radio,
A quien tape mis oídos y sepa cocer heridas,
Busco un combustible que me alimente en mi viaje,
De seguir buscando siempre,
Una nueva manera de encontrarle.


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poema viejo...

pero no lo había puesto...

me gusta harto...

es de corazón corazón...

lorena te debo el poema prometido..

bye bye...

by fénix...

1 comentario:

D!ana dijo...

Waooo Fenix!!

Que poema tan bello, puedo decirte que senti esa llama que vive en ti,y me deje llevar por esas frases que me trasnportaron a tu mundo.

Tu busqueda incensante te lleva territorios inexplorados, y aunque un tanto adolorido por el ardor que produce ese fuego abrasador sigues en pie y no desfalleces..

Hermoso poema!!!